Tras la misa, se realizó la procesión solemne, un momento cargado de emoción y fe. Como cada año, los alféreces a caballo rindieron su tradicional saludo a la Virgen, un gesto que honra la tradición y que fue recibido con aplausos y lágrimas por parte de los fieles. La imagen antiquísima de la Virgen de la Merced fue trasladada desde la Iglesia de Santa Rosa de Lima hasta el oratorio, acompañada por cantos, rezos y expresiones de gratitud de toda la comunidad.
Fue una verdadera jornada de fe, unión y tradición, donde el pueblo de Anguinán volvió a demostrar que la devoción a la Virgen de la Merced permanece viva y se renueva con cada generación.
Fotos: Isabel Cáceres
Prensa y Comunicación – Gobierno Municipal